Exposición Galdós Siglo XXI: Teatro

El género del teatro, que fue la precoz pasión literaria de un Galdós muy joven, no fue asumido como tal por Galdós autor hasta marzo de 1892, con el estreno de lo que fue un éxito clamoroso, Realidad. Su presencia en este género concluyó en una fecha tan tardía como 1918, con el estreno de Juana de Castilla.

Dio Galdós a la escena un total de veintidós obras teatrales, de las cuales siete fueron adaptaciones derivadas de novelas anteriores como Doña Perfecta, los episodios Gerona y Zaragoza, entre otros. Todos los estrenos de quien a la sazón era famosísimo novelista se convirtieron en grandes éxitos, y hasta en hechos sociales clamorosos, como ocurrió singularmente con el estreno de Electra en 1901. A excepción de dos obras, Gerona y Los condenados, puede decirse que Galdós triunfó en la escena de su tiempo.

De la edición de las obras teatrales de Galdós, presentamos en la exposición Sor Simona. en su primera edición en texto dentro de la colección popular La Novela Corta, que con los años se convirtió en un fenómeno editorial de ventas masivas. A la obra teatral de Galdós se le dio el honor de inaugurar, sorprendentemente, una colección ¡de novela corta! el 15 de enero de 1916.

La obra teatral había sido estrenada el 1 de diciembre de 1915 en el Teatro Infanta Isabel de Madrid, y muy pocas semanas después ya estaba editada, inaugurando la que sería popularísima colección de La Novela Corta.

Se ha seleccionado también, como recordatorio del éxito teatral de Galdós, Electra de Pérez Galdós: cien años de un estreno, que es el catálogo de la Exposición celebrada entre el 30 de enero y el 23 de marzo de 2001, conmemorando el centenario de uno de los estrenos más escandalosos y polémicos del siglo XX, el de Electra en el Teatro Español de Madrid la noche del 30 de enero de 1901.

Considerada una especie de manifiesto anticlerical, la obra fue recibida por Baroja, Unamuno, Valle Inclán, Azorín, etc., con verdadero fervor; los periódicos reseñaron la representación con críticas muy polarizadas, la edición de Electra se vendió masivamente, se creó una revista intelectual del mismo nombre, y por mucho tiempo quedó memoria en Madrid de las viscerales manifestaciones a favor y en contra de la obra que recorrieron sus calles.